lunes, 2 de junio de 2014

CULTURA



“CAJACHISMOS...
 Nuestra Laya de Hablar”



“Cajachismos”, es una manera de llamar a las palabras dichas por los cajamarquinos, pero ¿Cuántos de nosotros conocemos de esto?, quien no ha dicho alguna vez; “Alalay”, “Achachay”, “Ashiturate”, “Yasque”, “que pue” entre otras.

Uno de los libros más trabajados que tienen que ver con la cultura cajamarquina de los últi- mos años es el de “Cajachismos”, nuestra laya de hablar, de Homero Bazán Zurita. A medi- da que se lee y relee el texto vamos descubriendo que hay mucho que desconocemos en cuanto a nuestro propio origen y sobre nuestra historia.

La palabra “laya” conceptuada como manera, clase, calidad o condición es quizás la que más nos identifica, es decir, nuestro modo de hablar, nuestra manera y forma de individualizar nues- tra habla como cajamarquinos. Así como cada región tiene sus propios términos únicos que lo diferencian de los demás, también lo tiene cada comunidad, cada familia y hasta cada individuo.

Ciro Alegría fue uno de los escritores que más aportes dio al incremento y uso de peruanismos a través de sus obras, él escribía como hablaba y hablaba lo que oía y había oído las palabras de sus padres y familiares en todo el tiempo que vivió en La Libertad (Sartimbamba – Huamachuco) y en sus tiempos no menos fecundos en Cajamarca. Tuvo una influencia directa del habla común desde Cajamarca, Cajabamba, Huamachuco y esa zona rica en expresión y creación.

La gama de términos variables que nuestra lengua tiene es inmensa, si bien es cierto que gran parte de esos términos que constituyen nuestra “laya” de hablar vienen del quechua otra cantidad muy numerosa pertenecen a la creación popular, de consensos que se fueron dando con el tiempo y que se han ido extendiendo.

El gran problema de nosotros es que nos da vergüenza hablar lo que aprendimos y que creemos equivocadamente que está mal el uso de esos términos casi íntimos de nuestra cultura. Los cajamarquinos hablamos cantando, tenemos un tono cantarín que es percibido de inmediato por la gente de la costa, arrastramos las palabras y las alargamos. No podemos tapar el sol con un dedo ni negar nuestra identidad.

Hay mucho trabajo que hacer en descubrir ese saber milenario que aguarda incólume e intacto la mano que lo devele y lo muestre al mundo.




 


¿Y tú te avergüenzas
                       de lo nuestro...?

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