sábado, 14 de junio de 2014

CRÓNICA

¡MI PADRE ES SUPERHEROE!

A los 10 años vendía periódicos para poder comprarse un juguete y disfrutar como el resto de niños de su edad. Nació en Pataz- Trujillo, creció en el Porvenir “capital del calzado peruano”, junto a sus ocho hermanos. Ahora, con 48 años y una familia muy hermosa, Don Wilfredo Ávila ha logrado vencer los obstáculos que la vida le puso.

Se enamoró a los diecinueve años de Fabiola, mientras pensionaba en un restaurant donde ella trabajaba. Por circunstancias de la vida Fabiola tuvo que ir a vivir a Cajamarca, pero el amor que sentía Don Wilfredo por ella era tan grande, que decidió seguirla y buscar su paradero. Y así fue, llegó el día en que la encontró y decidió no separarse de ella jamás. Se casó y tuvieron cuatro hijos, entre ellos a Sofía quién es su adoración desde el día en que nació.

Para Sofía su padre es su superhéroe, es de estatura baja, con bigotes en su sutil rostro, hábil y muy fuerte. Siempre está ahí para hacerla reír, para secar sus lágrimas y buscar soluciones para sus problemas. Además es su profesor, porque están frescos los recuerdos en su mente, cuando era  niña él le enseñaba sus tareas en su libro Coquito; cuando renegaba y salía a buscar ayuda a los vecinos cuando no entendía las tareas que le dejaba su maestra. Le encanta el fútbol pero  se dedica plenamente a los materiales en desuso y a la chatarra, y siempre está pendiente de su trabajo. Su madre es ama de casa y su padre, Don Wilfredo, es quien lleva el sustento diario para brindarle cosas cómodas, cosas que él jamás pudo recibir de sus padres en su niñez y adolescencia. Sale de la casa  al trabajo a las ocho de la mañana todos los días, y regresa a las nueve de la noche; Sofía no ve del todo a su buen padre, está acostumbrada a pasar todo el día con su madre, pero en el fondo sabe que tiene un superhéroe que la cuida y la protege aunque no lo ve mucho.

Don Wilfredo ha logrado a lo largo de su vida hacer muy buenos amigos, le encanta tomar las “chelitas” como frecuenta decir, a lado de Carlos Soto  y Abraham Vergara. La pasa tan bien cuando se reúne con ellos, pues son sus confidentes desde su juventud y para los carnavales de Cajamarca ni qué decir, es la fecha qué más goza acompañado de ellos.

Sofía recuerda que desde muy niña,  Don Wilfredo la ha complacido con muchas cosas que a su niñez la llenaban de emoción, nunca dejó pasar sus cumpleaños sin hacerle una fiestita aunque pequeña pero con amor. La primera muñeca que le regaló fue a sus ocho años, era una de esas grandes, se las llamaba “Alicia “en ese entonces. Fue para la noche de navidad que se la entregó, ella tiene aún en su mente la alegría que le causó al regalársela.

De la escuela y el colegio siempre estuvo pendiente, aunque a veces no comprendía sus tareas trataba de enseñar lo poco que en su juventud aprendió. Cada fin año tenía que complacer el regalo que se le antojaba a Sofía, pues sus notas llenaban de alegría y orgullo a ese padre, que siempre quiere lo mejor para sus hija.

A Don Wilfredo nunca le ha gustado dejar de hacer sus responsabilidades, al trabajo acude siempre con responsabilidad y ganas, pero como dicen, siempre en la vida de las personas hay obstáculos y problemas; y es lo que recientemente ha pasado: un fuerte dolor de estómago lo ha llevado a acudir al hospital de emergencia; Sofía estaba preocupada, no sabía en realidad qué pasaba con su padre, todos están nerviosos y asustados, ya que jamás ha estado tan enfermo. La enfermera ha salido a hablar con los familiares para darles la noticia que lo tienen que operar.  Recuerda que en ese momento sus ojos se llenaron de lágrimas pues, esta vez su superhéroe está en peligro y ella no sabe qué hacer.

Sabe que ese ser a quien tanto ama, es fuerte, y que todo estará bien. Los días en la casa se hacen difíciles, todos dependen de Wilfredo; se acercó las pensiones del colegio y los pagos del hogar. Pero ella sabe que después de lo salado viene lo dulce, como solía decir su padre cuando había algún problemita. Y es verdad, después de la tormenta viene la calma, el señor de la casa tras varios días en el hospital, ha regresado y la tranquilidad vuelve por una parte. Sofía piensa que es momento de devolver a su superhéroe los cuidados que recibió de niña;ese cariño, esa paciencia y ese amor que él siempre le brindó; y que esos detalles son pruebas que pone Dios a los hijos para con sus padres.



Don Wilfredo, sabe que los años pasan y que su cuerpo se desgastará poco a poco, pero tiene fe a  todo lo valioso que ha podido dar a sus hijos, sobre todo a Sofía; y no se preocupará porque aún recuerda las palabras de su hijita diciéndole, “papi cuando estés viejito te regalaré tu bastón y te cogeré de tu bracito” 


¡ FELIZ DÍA PADRE !


Fuente:
Cris Avila V.

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